"Un nuevo cuerpo contemporáneo" es el título de un conjunto de trabajos abordados desde diferentes disciplinas (pintura, dibujo, fotografía...) en los que trato de acercarme al cuerpo humano del siglo XXI en sus distintas transformaciones, como entidad física y externa. El movimiento, la evolución de la especie humana, la mutilación y reconstrucción del cuerpo, son algunos de los temas tratados que implican a nuestro cuerpo contemporáneo.

Todo ello tratado a partir de hilos como elemento común, reflejo de cuerpos cosidos y reconstruidos.

 

A veces tratamos el cuerpo como un objeto abandonado, un objeto que no queremos y por eso lo modificamos y cortamos; el cuerpo queda utilizado, destruido.

De esta forma, nuestros cuerpos están en permanente cambio y transformación, mudan, como la serpiente su piel, se convierten en ellos mismos otra vez, y así continuamente, pero cada vez son otros siendo los mismos. Es solo apariencia.

 

Y, ¿qué queda? un saco de piel. Somos una bolsa permeable con aberturas por donde sentimos, vemos, oímos, probamos, olemos y tocamos. Agujeros por donde nos llenamos y nos vaciamos. Somos el continente y el contenido.

 

En ésta época, ya no podemos hablar de un cuerpo arquitectónico, pleno y trascendente como en el humanismo, sino de un cuerpo derruido, fragmentado, que ha sido reducido a escombros irrecuperables como “material de construcción”. Cada una de las partes que lo componen deja de poseer ese carácter único y sagrado. Este cuerpo ruinoso que le es propio al hombre contemporáneo ya no se construye ni se venera, sino que se profana.

 

El abatimiento y derrumbamiento del cuerpo, se hace todavía, si cabe, más patente con el retoque fotográfico y las nuevas tecnologías.